martes, 21 de abril de 2015




Las causas de la crisis no han sido combatidas por las recetas que se han aplicado para afrontarla. Los motivos que han provocado una situación de esta naturaleza están claros: la desigualdad creciente, el sistema monetario internacional surgido en los años setenta del siglo pasado, la desregulación financiera y la globalización neoliberal. Si se analizan las medidas llevadas a cabo, incluidas las que se han tomado con carácter de urgencia para evitar el derrumbe, ninguna ha ido a las raíces que han determinado un ciclo recesivo.
Lo que se ha hecho ha sido más de lo mismo, esto es, avanzar por la progresiva liberalización del mercado y sobre todo de las relaciones laborales. Se ha destinado mucho dinero para rescatar a los bancos pero no se han modificado las condiciones de su funcionamiento. No se ha combatido la creciente desigualdad, ni se han puesto las bases para una reforma del sistema monetario internacional, ni tampoco se han llevado a cabo medidas para regular más el mercado global. No se combaten los paraísos fiscales y  en consecuencia la impunidad de los grandes patrimonios sigue vigente, lo que refuerza el fraude, la evasión de capitales y se ampara a una economía clandestina surgida del tráfico de armas, la droga y el terrorismo.
El presidente del Banco Central Europeo (BCE) insiste en que España tiene que hacer otra reforma laboral. ¿Hasta dónde quieren llegar? Pero ni una palabra sobre el ámbito de su competencia que es todo lo referido al sistema monetario internacional, el sistema financiero, el control de la banca, la reforma del propio BCE y del euro, la eliminación de los paraísos fiscales y el secreto bancario, así como la necesaria implantación de impuestos que frenen la desigualdad.
La crisis de la banca que fue el detonante que desencadenó la crisis ha sido analizada desde diversos ángulos por diferentes libros. Para entender lo que ha pasado resultan muy útiles los de Rajan Grietas del sistema (Deusto, 2011), Roche El banco.Cómo Goldman Sachs dirige el mundo (Deusto, 2011), Admati y Hellwig El traje nuevo del banquero (Antoni Bosch; 2013). Las enseñanzas que se pueden extraer de estos libros son importantes, pues a la vez que sirven para comprender un poco mejor lo que ha sucedido también son útiles para observar que no se han modificado sustancialmente las prácticas bancarias que condujeron a la catástrofe. Los autores de estos libros son economistas convencionales, pero que tiene la suficiente lucidez para observar lo que no funciona de este sistema y de la ineficacia de los mercados financieros.
Otro libro escrito desde una perspectiva más crítica es el de Toussaint Bancocracia (Icaria, 2014) que tiene la ventaja sobre los anteriores el ser más pedagógico y dar una visión más global sobre lo sucedido, a la par que ofrece una visión sobre la crisis muy convincente y plantea unas alternativas diferentes al sistema en su conjunto. La economía, a pesar de las leves recuperaciones que se están dando, sigue amenazada por la falta de reformas sustanciales sobre las causas que la han provocado y a esta conclusión se llega leyendo cualquiera de los libros mencionados.
Una elevada incertidumbre y una fuerte inestabilidad van a seguir en la economía global que se encuentra necesitada de reformas en profundidad y no solamente de parches o de contrarreformas que fomentan la concentración del poder de las grandes corporaciones y debilitan los derechos de los trabajadores. Otra política económica es posible y hay proposiciones diferentes a las que se indican desde las esferas del poder de los organismos económicos internacionales y de la Unión Europea.
Las élites se encuentran satisfechas con una situación que les favorece y que no corre ningún peligro, pero con esta actitud están socavando las bases del sistema democrático, de la equidad, de la sostenibilidad ecológica y están fomentando un mundo más inseguro.

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