lunes, 10 de diciembre de 2012



Reflexiones constitucionales.

J. Manuel Marañón

Al hilo de la intervención del Sr. Cagigas, Presidente del Parlamento de Cantabria, en el acto institucional del día de la Constitución, quisiera hacer algunas reflexiones.
Entiendo que el discurso tuvo que ser decepcionante para amplias capas de la ciudadanía de Cantabria que, por supuesto, tienen preocupaciones cotidianas mucho más acuciantes que la deriva soberanista de los partidos nacionalistas catalanes. Me refiero a los parados/as, un tercio de los cuáles no tienen ningún tipo de prestación, a ese 22% de cántabros/as que viven bajo el umbral de la pobreza, a las familias de esta tierra que han sufrido un desahucio, a las personas con discapacidad y/o dependencia a las que se les ha recortado significativamente sus prestaciones y, en fin a esas decenas de miles de cántabros que han visto deteriorarse sensiblemente sus condiciones de vida y trabajo. Por ello, quizás hubiera sido más interesante preocuparse más del Título I que del Título VIII.
No quiero eludir el debate del título VIII y apuesto por una reforma constitucional que reforme el Senado y camine hacia el modelo federal alemán. No creo que el orgullo de  ser alemán se resienta porque los landers tengan mayores y más claras competencias que las Comunidades Autónomas españolas.
En lo relativo al Título I, en el capítulo 3º se habla de la obligación de los poderes públicos de poner en marcha una política social y económica encaminada a una mejor y más equitativa de redistribución de la renta, el acceso a un trabajo decente, a una digna cobertura de desempleo, a una buena la salud pública,  a unas pensiones dignas y a unas prestaciones sociales que hagan que las personas con discapacidad y/o dependencia no se constituyan en ciudadanos de 2ª. Es muy claro que las políticas que se están implementando desde mayo de 2010 van justamente en el sentido contrario.
Pero es que en el capítulo 2º se habla de derechos fundamentales algunos de los cuáles se van a ver seriamente cercenados como el derecho a la justicia con las tasas judiciales y otros con el de manifestación se está amagando constantemente desde los poderes públicos con su restricción. Es más, el derecho el trabajo también está en ese capítulo 2º.
El presidente del Parlamento cántabro también dijo que la soberanía reside en el pueblo español. Ya me gustaría. Simplificando podríamos decir que la soberanía reside en la Troika. Solamente debemos mirar a los casos de Italia y, sobre todo, Grecia, país en el que el hecho de que el Primer Ministro propusiera un referéndum sobre los recortes, hizo que se viera obligado a  dejar su cargo.
La segunda parte del antedicho discurso se constituyó en una loa al empresariado. La comenzaba el Sr. Cagigas criticando que los estudiantes españoles aspiren a ser sobre todo funcionarios. Si es así, no les arriendo la ganancia. Los empleados públicos de este país han perdido entre un 25 y un 30% de su poder adquisitivo en los últimos 3 años y eso los que han conservado su empleo porque se ha despedido a un nº significativo de interinos y laborales. Y ello acompañado por insultos y descalificaciones como las que están haciendo los dirigentes de Madrid y Castilla la Mancha con el personal sanitario, como el “que hay que trabajar más” del Sr. Diego y el Sr. Serna refiriéndose a los docentes de Cantabria o lo del “”cafelito” del Sr. Beteta.
Decía, por otra parte, el Sr. Cagigas que, en España, el empresariado está demonizado  no como en otros países. Efectivamente, en países como Noruega o cualquiera de los países nórdicos están mucho mejor considerados. Pero quizás habría que pensar en la cultura empresarial y política de nuestro país y en la de estos países.
Como las generalizaciones siempre son injustas diré que hay un porcentaje de empresarios  cuya actuación se puede asimilar a la de los noruegos. Pero un porcentaje aún muy significativo dista mucho de ello.
Pondré un ejemplo que creo didáctico: el acceso de las mujeres al mundo laboral. De entrada, hay que decir que, en Noruega, la tasa de actividad  de las mujeres esta casi 10 puntos por encima de la de España, mientras que es similar en los hombres.
Quizás esto tenga algo que ver, por ejemplo, con que en las entrevistas de trabajo se les pregunta (a las mujeres españolas) si están casadas, si prevén tener hijos, si están sindicadas…. Esas preguntas casi nunca las plantea un empresario/a noruego. Es más aunque se manifieste que se está embarazada no hay ningún problema, puesto que piensan que en una vida laboral de 30 años si se es una buena profesional no pasa nada por interrumpirla 2 ó 3 veces para ser madre. Claro que, aparte de tener 1 año de permiso de maternidad/paternidad, existe una red de escuelas  infantiles, casi todas públicas, que asegura la educación y el cuidado de los niños/as sin tener que recurrir como pasa en España a la red familiar o a pagar bastante dinero por ello.
Se podrían poner  más ejemplos, pero con éste basta para ver lo que muchos  empresarios/as  tendrían que cambiar de su cultura empresarial y también para que desde las Administraciones Públicas, dicho de sea de paso, se tomaran medidas para favorecer la natalidad y aumentar la tasa de actividad femenina.
Y finalmente, decir que con discursos tan alejados de las preocupaciones de la gente no es extraño que en la última encuesta del CIS, el 68% de la ciudadanía española se muestre insatisfecha del funcionamiento de la democracia, justamente el doble de los que se mostraban insatisfechos en 2005.





No hay comentarios:

Publicar un comentario