lunes, 10 de enero de 2011

¿Cuándo nació el modelo de juego del Barça?

LAUREANO RUIZ-EL PAÍS- 09/01/2011
 
 
 
Laureano Ruiz trabajó en las categorías inferiores del Barça entre 1972 y 1980, incluyendo un periodo en el primer equipo en la temporada 1975-1976.


En los años setenta, tras entrenar a varios equipos profesionales -entre ellos al Racing-, firmé por el Barcelona como responsable de los equipos juveniles. Aunque llevaba años entrenando y todos los técnicos que me habían dirigido como jugador profesional, siempre me pedían que les asesorase, en el gran club catalán esperaba encontrar maestros que me ayudaran a completar mi formación. Desgraciadamente, al poco tiempo, ya estaba altamente decepcionado, desilusionado. Allí solo valoraban -como en los clubes más modestos que conocía-, a los jugadores altos, fuertes y valientes, eliminando o no fichando a los que poseían buena técnica y calidad, principalmente si eran pequeños.
Además, en los entrenamientos no aparecía el balón, dedicándose al trabajo puramente físico y, sobre todo, a la célebre "carrera continua". Yo empleé mi "fútbol-fútbol", con extremos -habían desaparecido-, y los entrenos los basé en los "rondos", "partidos de pases", "partidos con la cabeza", "partidillo" con el sistema... Es decir, el balón siempre presente.
A los pocos días, durante un entreno, se me acercaron los técnicos responsables del club y me preguntaron: "¿Tus jugadores nunca corren?". Yo les contesté: "¿Qué están haciendo?" (jugaban un "partidillo"). Contestación: "Sí, ya, pero nos referimos a un trabajo específico para mejorar la velocidad, resistencia, fuerza..." Y terminé yo: "Si nos dedicamos a correr ¿cuándo aprenden a jugar? Aquí tienen todo lo que necesitan:
1.- Un trabajo físico y específico para el fútbol. Vosotros habéis jugado en el Barça y sabéis que cuando se juega un partido, se produce un gran desgaste físico general.
2.- Un trabajo técnico. Los chicos están en contacto con el balón y tienen la oportunidad de mejorar su equilibrio, coordinación y habilidad.
3.- También táctico. Practicando con mi ayuda, van conociendo el juego complejo, su 'lógica' y mi Método: mirar, mirar y mirar. Ritmo, toques rápidos, pausas, orden, inspiración, desmarques, triangulaciones, 'doy y voy', 'doy y estoy' y, principalmente, abrir el campo a lo ancho para ejecutar 'paredes', 'dobladas' y 'pasillos' (en lo que son fundamentales los extremos-extremos)".
Cuando llegué, los equipos de la Base -juveniles, infantil, aficionado y Barcelona Atlético-, jugaban de manera diferente, mandando en cada equipo únicamente el entrenador y delegado. Eran como auténticos reinos de Taifas. Yo implanté mi sistema, mi modelo de juego, en los tres equipos juveniles, que actuaban de manera idéntica. Pero romper aquella rutina en el campo y despachos, fue difícil y complicado, recibiendo muchas críticas.
Pese a las grandes dificultades iniciales, transcurridos varios meses, los restantes entrenadores, por voluntad propia, introdujeron en sus conjuntos mi modelo de juego. Por ello, en la temporada siguiente, al ser nombrado Coordinador General del Fútbol Base por los directivos Ariño y Borrás -auténticos sabios-, me resultó muy fácil inculcar mi estilo, en el juego y en los entrenamientos.
En el Barça tuve éxitos -perdonen la inmodestia-, que resultan inolvidables para muchas personas:
1.- Cinco títulos consecutivos de España con un juego -similar al actual de Guardiola-, espectacular, vertical y portentoso. Lo que yo llamo "fútbol-fútbol".
2.- La gran formación de jugadores. Fueron muchos los que llegaron al primer equipo: Calderé, Carrasco, Rojo, Pedraza, Salva, Moratalla, Estella, Serrat, Manolo, Vilá, Martínez, Fortes, Corominas, Sánchez, Mir, etcétera.
3.- La formación humana de los que no llegaron. Cuando arribé, el 90% de los juveniles ni estudiaban ni trabajaban, dedicándose únicamente al fútbol. Con los directivos citados decidimos que aquello no podía continuar; cada jugador tenía que realizar una de las dos cosas. Y nosotros controlamos las notas y el trabajo.
Sin embargo, fracasé con los futbolistas de escasa estatura. Dentro del club se me criticaba por ficharles y hacerles jugar "porque nunca podrán llegar al primer equipo". El único pequeño que pasó fue Sánchez, pero lo hice yo, cuando entrené al Barça (estaba de suplente en el Atlético). Les aseguro que si en dicha época Messi, Xavi e Iniesta hubieran estado en los juveniles, tampoco les habrían pasado.

Llega Cruyff
Años después llegó Cruyff como técnico -había estado como jugador, yo lo entrené-, y empleó el balón en los entrenamientos, utilizó extremos y contó con futbolistas técnicos, de calidad, fueran altos o pequeños, fuertes o estrechos. ¿Saben que Guardiola tuvo un pie fuera del Barça -estaba de suplente-, "por débil"? Lo salvó Cruyff pasándolo al primer equipo -como a Milla, Ferrer y Sergi-, no por su condición física, sino por su talento. En resumen, Cruyff consiguió lo que a mí me fue imposible: que los técnicos del club cambiaran su criterio sobre los futbolistas y les ficharan y valoraran por su talento, no por su fortaleza y estatura.
De todas maneras, el problema de los altos y bajos en el Barça, no acaba de estar superado. Hay técnicos que valoran mucho a los altos y fuertes mientras consideran que los pequeños son flojos y enclenques. Una vez que se marchó Cruyff, los "equivocados" hicieron prevalecer sus ideas. Principalmente Xavi e Iniesta tuvieron que pasar un verdadero calvario: decían que no valían, Iniesta estuvo prácticamente traspasado al Albacete, que no podían jugar juntos, y Xavi en el ¡2008! cansado de las críticas de los técnicos -no de Guardiola-, de acuerdo con su padre y el agente, decidió aceptar una oferta mareante del Milan. La firme oposición de su madre, le hizo desistir.
Pese al paso del tiempo, mi método hoy en el Barça sigue vigente. Recientemente viajé a Barcelona y aproveché para ver entrenar a los azul-granas. Todos los equipos -jóvenes y profesionales-, lo emplearon: "Rondos", "partidos de pases", "torneo con tres equipos"... Lo anterior se debe a que discípulos y compañeros míos lo conservan, mantienen y mejoran (Calderé, Cándido, Fortes, Corominas, Vilá, Benaiges, Costas, Alexanco, Puig, Sánchez, Márquez, Xavi Torres, Rojo, Carrasco, Rodri, Waldo, Roca, Pereda, Pujol, etcétera). Muchos de ellos periódicamente visitan la Escuela Municipal de Santander, pues consideran que allí existe una constante evolución.
Para finalizar quiero que tengan muy claro lo siguiente: se pueden formar grandes jugadores, pero si no se les da la oportunidad, se quedarán en las tinieblas. Hay entrenadores renombrados que jamás admiten chicos del filial, mientras que Cruyff y Guardiola son todo lo contrario.
Por ello, son los auténticos motores de la creación de jugadores para el Barça.
 

Bendita cabeza

La historia de la cantera del Barcelona, triunfadora hoy como una marca universal y con tres futbolistas, Iniesta, Xavi y Messi, consagrados como los mejores del mundo

RAMON BESA -EL PAÍS- 10/01/2011
Nada más llegar a la oficina, Oriol Tort tomó asiento -"la silla es sinónimo de empleo", acostumbraba a decir cada mañana a modo de saludo, "si está, significa que todavía no me han echado"- y tomó el teléfono para llamar a Lluís Pujol: "Quiero que después vengas conmigo al campo de entrenamiento para que veas a un niño que hemos fichado de un pueblo cercano al tuyo". Pujolet, extremo famoso por los tres goles que le marcó al Zaragoza en la final de la Copa de Ferias de 1965-1966 y por entonces entrenador de los equipos inferiores del Barcelona, nació en Castellbell i el Vilar, una localidad cercana a Santpedor, en la comarca del Bages, el lugar de procedencia del niño que acababa de llegar a La Masia de la mano de Tort.

    Xavi supuso el triunfo de Tort, que veía lo que no veían otros y lo captó con seis años

    "Tenía unas piernas como dos alambres, pequeñas y finas, era muy menudo, y francamente no le vi nada relevante desde el punto de vista futbolístico: ni tiro, ni regate, ni llegada, ni siquiera coraje o despliegue", relata Pujol. "¡Profesor!", recuerdo que le comenté a Tort, "no sé qué tiene el niño. Yo solo le veo cabeza". Pep Guardiola tenía una enorme cabeza con respecto a su pequeño cuerpo. "Justamente, Lluís, el secreto del niño está en su cabeza", replicó Tort. "Nunca había visto a un crío que se anticipara tan rápido a la jugada, que pensara un segundo antes que los demás, ni que tuviera mejor vista periférica". Oriol Tort casi siempre tenía razón, y Guardiola se convirtió en una de las cabezas más clarividentes del Barcelona.
    El Barça ha vivido muchos años de la fotofinish de Tort. La mayoría de técnicos que trabajaron a su lado recuerdan que El Profesor tenía muy buen ojo para descubrir a los mejores futbolistas. "No era fácil adivinar a los niños que más nos convenían porque los mejores entrenadores se alternaban en la dirección de la plantilla profesional, y no era lo mismo jugar para Michels que para Weisweiler, para Muller que para Rife, para Menotti que para Venables", apunta Jaume Olivé, ex coordinador del fútbol base barcelonista en los tiempos de la fotofinish de Tort. "El Profesor nos decía: lo que vale es la primera impresión, porque después, cuanto más te mirabas al niño, más defectos le veías, pero si volvías al principio, te decías: tiene algo, me gusta".
    Olivé mantenía con una máquina de escribir la misma relación que Tort con la silla y Carlos Naval, hoy delegado, con la documentación. Todos los fichajes iban acompañados de la firma de Olivé, jefe de un grupo de técnicos que, a partir de la llegada de Rinus Michels en 1971, comenzó a ordenar y a profesionalizar el fútbol base. Allí estaban personajes como Xavier Comenges, Ursicino López, Antonio Carmona, Joan Martínez Vilaseca, Domenech Roca y, por su puesto, el ideólogo Laureano Ruiz, figuras que le dieron método al ejercicio de voluntarismo que con anterioridad practicaron gente como Escolà, Flotats, Rodri, Aloy o el ahora mediático Minguella. Muchos entrenadores, populares o anónimos, barcelonistas que levantaron la hoy adulada Masia.
    Hay muchas tesis, diferentes voces, historias contradictorias incluso, sobre quién puso el primer ladrillo de la residencia de las promesas del Barça, más allá de que fuera inaugurada en 1979, siendo presidente Josep Lluís Núñez, después del empeño de un directivo especialmente perseverante en el fútbol formativo como Pere García Vila. "Fue un trabajo de hormiga, muy solidario y paciente", interviene Olivé, un técnico tan enamorado de Michels que en cierto modo ha practicado la misma doctrina disciplinaria que Mister Mármol, como se conocía al holandés. "Michels puso las bases de un plan moderno con entrenamientos homogéneos, servicios médicos, atención pedagógica, un cierto estilo, una manera de ser".
    El doctor Carles Bestit fue tan capital como César Farrés y Avelino Blasco en la dirección y el comedor de La Masia, restaurante habitual de muchos empleados, y por supuesto de Tort. La profesionalización comportaba el aumento del número de entrenamientos, controlar la dieta de los jugadores, cuidar su calendario escolar. La opción de repartir a los niños en pensiones de la ciudad o de ir y venir cada dos días de su localidad no funcionaba y, con el tiempo, se ampliaba el radio de acción. No solo había chicos prometedores en los barrios de Barcelona, sino en los pueblos de Cataluña y más adelante en Aragón, Castilla, en toda España, en el mundo.


    Michels puso las bases de un plan moderno, un estilo evolucionado hasta hoy

    Había que racionalizar la faena. El dominio de la cantera catalana queda expresado en Xavi Hernández. Xavi simbolizaría el triunfo de Tort, el técnico que veía lo que no veían los demás, como pasó con Guardiola; que adivinaba en un calentamiento lo que los otros constataban en el partido, y así fichó a Sergi López, un libre imponente, talentoso, al que las lesiones crucificaron; que prestaba especial atención a los niños que se rebelaban contra la derrota, como cuando se llevó a Pujolet después de que su equipo perdiera 8-0; y que naturalmente adivinaba lo que todos con la diferencia de que lo sabía antes: quiso que Xavi ingresara en La Masia con seis años tras el sobreaviso del colaborador Carmona.
    A Iniesta le vieron en el Torneo de Brunete y simboliza mejor que ninguno el éxito de los niños que el Barcelona ha incorporado de las distintas zonas de España. Iniesta lleva el testigo de futbolistas como Guillermo Amor, hoy coordinador del fútbol base del club después de ser el primer niño no nacido en Cataluña que entraba en La Masia desde Benidorm, y también del turolense Milla, elegido por Johan Cruyff como modelo para implantar la tesis del 4 nada más llegar al Camp Nou; y evidentemente del cántabro Iván de la Peña, cuya impronta nunca desparecerá como queda probado en la figura de Thiago. Laureano Ruiz, siempre asociado a Lo Pelat, le dio amplitud de miras al fútbol base del Barça.
    Y Messi llegó con 12 años desde Rosario. La Pulga corona la Masia como una obra de impacto mundial, única en el fútbol. La voz de que el Barça tenía una residencia para los niños elegidos para el fútbol se fue corriendo de Europa hasta América, y personajes tan bien conectados como Minguella facilitaron incorporaciones como la del fenómeno Leo, un caso entre 20.000, un niño que necesitaba colaboración económica para ser tratado con la hormona del crecimiento. Y después, claro está, hubo que superar multitud de interferencias de los propios celadores del club, conseguir que una servilleta de papel sirviera como contrato para retener al argentino, tener un punto de suerte, saber que la diferencia la marca ser especial y no lo común.
    No hay mejor trofeo para cuantos han edificado La Masia y creado un estilo de juego único para el Barcelona que el podio del Balón de Oro de hoy. La presencia de Xavi, Iniesta y Messi cuadra el círculo y remata el relato de més que un club al tiempo que extiende la marca Barça. No hace falta ser la entidad más rica para tener el mejor equipo, sino que alcanza con actuar en consonancia con una manera de entender la vida y el juego. Y es que los chicos de Guardiola se muestran en la cancha tal y como se comportaban de críos en La Masia. "La clave está en la pedagogía", repite Joaquín Hernández, padre de Xavi. "Aprender a jugar más que a ganar, perseverar en la idea de que el Barça enseña y educa, y no vende títulos de futbolista".
    Fichaje del profesor Tort y discípulo aventajado de Cruyff, la piedra filosofal del fútbol azulgrana, Guardiola ha dado con la idea de equipo que seguramente siempre soñó el fundador del club, Joan Gamper, un suizo protestante que necesitó de su mejor poder de seducción y carácter de sportman para convencer a la sociedad catalana y a la española de que se imponía crear una entidad como el FC Barcelona, muy diferenciada del Español y del Catalunya, club con el que los azulgrana rivalizaron a la hora de resolver cuál había nacido antes. Gamper siempre quiso que su entidad fuera integradora, progresista y nacionalista y no paró hasta conseguir que su equipo, una vez campeón de Cataluña y España, jugara tan bien como el MTK de Budapest.
    El entonces presidente barcelonista estaba hipnotizado por la técnica de los centroeuropeos, equipos como el Spartak de Praga, el Honved o el MTK, a los que invitaba al partido anual de Navidad, para convencer a su hinchada de que frente a la montonera y el fútbol directo se imponía el juego de pases y triángulos. Así se explica el fichaje del entrenador húngaro Jesza Poszony para organizar a los cuartos equipos del club, como se denominaba a los amateurs, reservas y juveniles, y también la contratación de Ferenc Platko, el oso dorado, el portero al que dedicó una oda Rafael Alberti por su actuación en la final de Copa de 1928 y cantó más de un tango Carlos Gardel.
    Tiempos también del admirado Pepe Samitier, años en que se fragua la mística del Barcelona como club popular y se establece su sintonía con Cataluña, considerada por muchos historiadores la fábrica de España. Quedó probada la clara vocación europeísta, interclasista y de identificación con el país de una entidad que entendía el fútbol como una expresión realista de la modernidad urbana, perfecta para abrirse al extranjero. Ramon Llorens, suplente de Platko, hombre de club por excelencia, tanto que llegó a trabajar gratis, continuó a su manera la obra, incluso tras la guerra civil, siempre pendiente de las promesas en barrios como Poble Sec o Sants, obsesionado con la base.
    El fútbol de calle mezclado con el juego de toque del Barça, mejor o peor resuelto, duró hasta la contratación de Helenio Herrera. La velocidad, la anticipación y la marca sustituyeron al pase, a la precisión, al golpeo con el interior del pie, un estilo tan agradable como estático, a veces excesivamente cadencioso y académico. HH cambió el ritmo y el Barça pasó a ser un equipo dinámico y directo, muy bien desplegado a partir de un medio defensivo, dos extremos retrasados y un organizador de nombre Luisito Suárez, el único Balón de Oro español. Los azulgrana compitieron bien hasta la final de Berna 1961 ante el Benfica y, sobre todo, hasta que el Madrid fichó a Di Stéfano, dos tragedias a partir de las que el Barça construyó el victimismo.
    A pesar del empeño de Josep Boter por encontrar jóvenes jugadores, el extravío duró hasta la llegada de Michels y, por extensión, hasta que se presentó Cruyff, dos holandeses que confirmaron, como aseguraba Manolo Vázquez Montalbán, que Cataluña tiene algo de país norteño, pero que al mismo tiempo se beneficia de una latitud sureña, con más sol, calor e imprevisibilidad que en la Europa del Norte. Alrededor de Michels y de Cruyff, de Rodri y de Rexach, nació El Muntanyà y se empezó a dibujar La Masia con el nervio de Pujolet, la máquina de escribir de Olivé, la silla de Tort, las ideas de Laureano, el empeño de García Vila y luego Mussons, la visión empresarial de Núñez y finalmente la ambición de Laporta.
    Laporta se la jugó con Guardiola y Guardiola se desdijo de que Xavi le jubilaría para después ser sustituido por Iniesta. El entrenador juntó a los dos, tras triunfar en el filial con Pedro y Busquets, y se encomendó a Messi. Nadie ha hecho más caso a los canteranos que Guardiola y su equipo técnico, Tito Vilanova y Aureli Altimira, quizá porque también compartieron vida y peña en La Masia cuando les llamaban los golafres (glotones). Guardiola les dio el liderazgo, el protagonismo que se les negó en tiempos del abandono de Ronaldinho, cuando Xavi y Puyol denunciaron il dolce far niente. Guardiola interpretó mejor que nadie el legado de técnicos como Luis, Cruyff, Robson, Van Gaal, Antic, Rexach y Rijkaard.
    El juego se ha expandido con Guardiola y la figura del 4 es ahora tan importante como la del 8 o del 6 o del 10. El fútbol del Barça fluye por distintas posiciones, el filial ha ascendido a Segunda y los alevines han vuelto a ganar el torneo de Canal +. Aunque no hay clónicos de Xavi, Messi e Iniesta, se distinguen promesas como Thiago, Fontàs, Bartra, Rafa, Sergi Roberto, Espinosa, Martí Riverola, Samper o Deulofeu. Técnicos como Miquel Puig y Albert Benaiges siguen el maestrazgo de Tort y la estirpe de predecesores como Joan Vilà, Quique Costas o el recién fallecido Ángel Pedraza -primero jugador y después entrenador-. Amor hace las funciones de Olivé y el eficiente Carles Folguera dirige una Masia con una docena de universitarios.
    Muchos son pequeños, aparentemente poca cosa, pero tienen la cabeza de Guardiola y se portan igual de bien que en tiempos de Olivé, obsesionado con la disciplina, la puntualidad, la uniformidad. "Jugadores de granja los ha habido siempre", interviene Olivé. "Futbolistas que aprenden a base de repetición, y en el Barça empiezan a los 12 años y siguen igual hasta el plantel profesional. Todos tienen una misma base. El éxito depende luego de cada uno, de su singularidad, de saber hacer lo de todos y algo más", añade.
    El Barcelona prefiere los niños rápidos e inteligentes, buenos técnicamente y de buen carácter, siempre con mucha cabeza, a los que son fuertes y polivalentes, quiere jugadores que se junten alrededor de una pelota y se la repartan, como contaba Di Stéfano cuando dirigía a las selecciones mundiales en los amistosos, señal de compañerismo y asociacionismo. A veces ha sido el egoísmo, e incluso las purgas ideológicas, las que han estropeado excelentes camadas, como pasó con la Quinta del Mini o de Lo Pelat. Los presidentes riñen en función de su relación con Núñez o con Cruyff. Y cada junta directiva cambia el nombre del filial nada más llegar al palco y tomar posesión del club: ahora se llama Barcelona B y antes Barcelona Atlètic. No habría que olvidar que el Barcelona Atlètic nació en 1970 como resultado de la fusión de dos filiales, el Club Deportivo Condal (1956) i el Atlètic Catalunya (1965) y que el Barça B se fundó en 1991, igualmente por exigencias de la normativa, de la misma manera que antes que el Comtal estuvo el España Industrial (1945). Ante tanto cambio y murga, mejor mirar a la cantera de tantos equipos, a Segarra, Biosca, Rodri, Olivella, Basora, Gràcia, Rexach, Pujol, Martí Filosia, ver La Masia, el hilo conductor de la historia del Barça. Adquirida con el Camp Nou, inaugurado en 1957, ha funcionado como oficina, residencia de la cantera y como escenario de la toma de posesión de Sandro Rosell.
    Hasta el mismo Samitier llegó a ser conserje de La Masia. Olivé recuerda con añoranza a Samitier y a Tort. "El profesor tenía un gran poder de concentración", remacha. "Fumador empedernido, había un momento en que su profunda calada se comía al pitillo, era cuando acababa de ver un niño futbolista". Así le vieron fumar cuando descubrió a Guardiola. Bendita cabeza.

    domingo, 9 de enero de 2011

    Manuel Preciado, el obrero de los banquillos

    La vida del técnico del Sporting es un ejemplo de cómo recibir golpes y no caer derrotado


    “En Bilbao, que está aquí al lado, tienen un equipo en Primera sólo con jugadores de la cantera. ¿Por qué no vamos a poder tenerlo aquí”. La frase pertenece a Manuel Preciado, entrenador del Sporting de Gijón, y la pronunció en 1996, con motivo de un documental sobre la trigésima campaña del Racing de Santander, su club de formación, en Primera División. Entonces, Preciado acababa de asumir el cargo de entrenador del Racing B, que militaba en Tercera. Y con la lógica simple de las personas trabajadoras acababa de fijar un reto para su club, para sí mismo: disputar la mejor liga del mundo con jugadores de la casa.
    Seis años después, 'Manolín' Preciado vivía su sueño: ya era el entrenador del Racing de Santander, estaba en Primera y en su equipo formaban habitualmente hasta nueve jugadores cántabros: Ceballos, Pineda, Mora, Pablo Casar, Neru, Ismael, Pablo Sierra, Jonathan Valle y Pedro Munitis.
    Pero la gente trabajadora nunca lo ha tenido fácil. Manuel Preciado tampoco.
    En el verano de 2002, mientras preparaba al Racing para la disputa del campeonato de Liga, su mujer falleció víctima de un cáncer. Viudo, con 45 años y dos hijos, sólo le quedó seguir trabajando. Preciado se guardó su dolor y siguió al frente del Racing de Santander. Llegaron las victorias, las primeras de su currículum en Primera, y una posición holgada en la tabla. Pero su sueño sólo le duró 18 partidos: el incalificable Dimitri Piterman compró el Racing y finiquitó los seis años de trabajo de Preciado. Le destituyó, así como al director deportivo Quique Setién, y prescindió de tres jugadores habituales del técnico –Pineda, Pablo Sierra, Jonathan Valle- para dar entrada a tres jugadores que trajo consigo del Palamòs: Coromina, Sarabia y Edu Aguilar. "He tenido la fortuna de entrenar al equipo de mi vida, el Racing. Pero tuve la mala suerte de que pasó una paloma y se cagó precisamente en mi tejado", dijo en cierta ocasión.
    En el verano de 2003, Preciado volvió al fútbol. No en Primera, ni en Santander: en Segunda y al frente del Levante. Logró un ascenso que la directiva juzgó insuficiente para renovarle. Antes de cada partido, sacaba una imagen del bolsillo de su chaqueta y la besaba. Era una foto de su mujer.  Una tarde, olvidó hacerlo. Raúl, su hijo menor, le llamó para recordárselo: “¡No has besado la foto de mamá!”.
    En el verano del 2004, mientras preparaba el asalto a Primera con el Murcia, otra llamada atroz golpeaba al técnico: Raúl, con apenas 15 años, había muerto en un accidente de moto. Tres meses después, el Murcia le destituía.
    "La vida me ha golpeado fuerte –reflexionó Preciado pasado un tiempo-. Podía haberme hecho vulnerable y acabar pegándome un tiro, o podía mirar al cielo y crecer. Elegí la segunda opción".
    En el verano de 2005, el Racing volvió a llamar a su puerta. El equipo dio la talla, pero se hundió en el tramo final del campeonato. A cuatro jornadas del final de la Liga, Preciado dimitió. Pudo haberse quedado, cumplir su contrato y recibir el finiquito, pero la salvación de su equipo de siempre era más importante que él mismo. Confesó a la directiva que el equipo necesitaba un cambio y que él no se veía capaz de remontar la situación. El Racing salvó la categoría. Paradójicamente, también gracias a la honradez de un hombre trabajador.
    En 2006, el Sporting de Gijón llamó a su puerta, y Preciado se encontró como en casa. Con poco dinero, escasos mimbres y mucha cantera –Gijón no está muy lejos de Santander, que tampoco está demasiado lejos de Bilbao-, dejó al equipo en media tabla en Segunda División en el año de su debut, y puso fin a una década en la categoría de plata en su segundo año. Contagiados por el ánimo de hierro de su entrenador, los jugadores del Sporting salvaron la categoría en 2009, y también en 2010. Con fútbol y coraje; con esfuerzo y con la frente alta; en Primera y sin sentirse nunca derrotados.
    Pudieron elegir ser vulnerables o mirar al cielo y creer. Eligieron lo segundo.
    Hoy, precisamente en Santander, Manuel Preciado se juega su puesto como técnico del Sporting. Si pierde podría acabar destituido. El técnico cántabro ya sabe qué hará si eso sucede: levantarse y seguir luchando.
    Es el sino de la gente trabajadora.
    DEPORTIVO 0 - BARCELONA 4

    El Barça, como en casa

    Los azulgrana completan su pleno de victorias a domicilio en la primera vuelta de la Liga

    GERMÁN ARANDA -PÚBLICO-09/01/2011

    Es difícil hablar de este Barça sin utilizar la expresión "una vez más". Cada asistencia y gol de Messi, cada tanto de Villa, o de Pedro, cada regate, cada toque brillante de Iniesta, es el nuevo episodio de muchas asistencias, jugadas, paredes, dianas, victorias anteriores. Una vez más, el Barça ganó a domicilio. Como siempre, porque ha acabado la primera vuelta de la Liga contando con victorias sus desplazamientos. Una apisonadora imparable, que dominó siempre, sentenció pronto y goleó en cuanto pudo al Deportivo.
    La alineación inicial dejaba de antemano algunos interrogantes abiertos. Rara vez Alves se pierde un partido y hoy Adriano tenía una ocasión de oro para demostrar que puede suplir a su gran amigo, con el que comparte nacionalidad brasileña, pasado sevillista y características de juego. El lateral respondió, tanto las ayudas a los centrales como en las incorporaciones ofensivas. De hecho, fue suyo el primer disparo, algo tardío y desviado, del Barcelona.


    Si tardó tanto, más de veinte minutos, en probar suerte el Barcelona, no fue por la falta de dominio. Una vez más, los azulgrana domaron el balón a su antojo, lo movieron por todas las zonas del campo contrario pero les costaba superar la última línea más de lo habitual. Sin Xavi y Busquets en la medular, reservados también por el apretado calendario, Keita y Mascherano demostraron una vez más que cada día están más contagiados del fútbol azulgrana. Pero, por supuesto, en sus pases no está el sello de La Masia ni son jugadores especialmente creativos. Así que sorprender con un pase al hueco que encontrar a los atacantes era sólo responsabilidad de Iniesta.
    Bueno, y de Messi, que reculó para ejercer más de mediapunta que nunca. Fue él, de hecho, quien habilitó a Villa para que ganara la espalda a la defensa y, en el primer chute a puerta del Barça, batiera a Aranzubía colándole el balón por debajo de las piernas pese a estar casi sin ángulo a la derecha de la portería del Depor.
    No disparó mucho más el Barcelona, pero quedaron para la hemeroteca un par de sutilezas de Iniesta con el balón y un gol ilegal de Abidal que no subió al marcador porque, por pocos centímetros, el francés había partido en fuera de juego. Curioso caso el del lateral, que marcó su primer tanto con el Barça el pasado miércoles en Copa y parece haberse aficionado a las redes. En este Barça, cualquiera se anima y monta una fiesta.


    Pero está claro quiénes son los que marcan el ritmo de este equipo inolvidable y por eso mañana estarán en la final del Balón de Oro. El penúltimo regalo antes de la gala fue un golazo de Messi, que colocó con potencia una falta directa en la escuadra del palo corto de Aranzubía.
    Ante el sopor del dominio azulgrana, ya sin prisas por encontrar el área, a la afición del Depor, que jugó todo el partido asustado, sólo le quedaba corear el nombre de Iniesta. Él respondió con un gol de bandera y Pedro culminó la goleada recordando que no todas las estrellas del Barça están en la final del Balón de Oro.

    Ficha del partido

    Deportivo: Aranzubia; Aranzubìa,Laure,Lopo,Colotto, Manuel Pablo;Rubén Pérez,Antonio Tomàs,Desmarets (Rindaroy, m. 60) ,Saúl (Valerón, m.55), Domínguez (Álvarez, m.77) ; Adrián.
    Barcelona: Valdés; Adriano, Piqué, Puyol, Abidal; Iniesta (Thiago, m.81), Mascherano, Keita; Pedro (Afellay, m. 81), Messi y Villa (Bojan, m. 60).
    Goles: 0-1. M. 26. Villa cuela, casi sin ángulo, el balón por entre las piernas de Aranzubia tras aprovechar un gran pase de Messi. 0-2. M. 51. Messi, de falta directa, ajusta el balón a la escuadra del palo corto del portero. 0-3. M. 78. Iniesta se acomoda el balón para marcar desde la frontal del área. 0-4. M. 80. Pedro sentencia a pase de Messi.
    Árbitro: Ferreiro. Mostró amarilla a Pérez
    Riazor: Unos 17.000 espectadores.


    El argentino marcó de falta directa; Iniesta y Pedro culminaron

    Con Xavi en el banquillo, Messi fue más mediapunta que nunca

    Doce ideas para intentar remontar

    Voces representativas de la pluralidad de la izquierda comparten sus recetas con Público.

    Interesantes declaraciones de un grupo de  intelectuales de izquierda. En este momento de desconcierto, es importante aportar  ideas para el futuro.j.m.marañón

     

    Tiroteada en Arizona una congresista demócrata

    Junto a Gabrielle Giffords, que recibió al menos un impacto de bala en la cabeza mientras participaba en un acto público, han sido alcanzadas varias personas.- Al menos seis de los tiroteados, entre ellas una niña de nueve años y un juez federal, han fallecido.- El supuesto autor de los disparos, un hombre de 22 años, ha sido detenido.- El Sheriff de Arizona confirma que se busca a un segundo sospechoso.- La congresista luchaba para reformar la ley contra la inmigración de su Estado

    La pregunta es. ¿la diferencia entre EE UU y España es algo más que el hecho del permiso de llevar armas que tienen los ciudadanso/as norteamericanos?. Porque  es evidente que parte de la derecha española no es muy diferente del Tea Party. j.m.marañón

    DÍA DE ORO PARA LA HISTORIA DEL BARÇA

    La Masia es la mina de la que sale tanto oro azulgrana. Esa vieja casa fue el lugar en el que trabajaron los arquitectos y peritos que dirigieron la construcción del Camp Nou, pero estaba predestinada a otra obra maestra: convertir a los niños que sueñan en estrellas que hacen soñar.

    Denominación de origen (II)

    EMILIO PÉREZ DE ROZAS-EL PERIÓDICO DE CATLUÑA- 9 de enero del 2011

    Profesores, maestros, compañeros, cómplices, esfuerzo, trabajo. Todo eso mezclado en la cabeza de un Guardiola, al que ya todos en la residencia habían descubierto como una mente privilegiada, hizo que, como nos descubre Andoni Zubizarreta, ahora máximo responsable de ese entramado deportivo, algo especial empezase a gestarse durante esa época.
    A Zubi no se le escapa que lo que muchos conocían como la peña Els Golafres (los glotones) fuese el embrión no solo de una profunda relación mientras convivían y jugaban, sino el nacimiento de una amistad que les ha llevado, juntos, hasta el banquillo del Camp Nou y a los vestuarios de la Ciutat Esportiva Joan Gamper.
    Esos golafres (Pep Guardiola, Tito Vilanova, Jordi Roura, Aureli Altamira y, a menudo, Jaume Torras y José Antonio García, Covelo) suministraban, cuentan, materia de primera mano de sus pueblos al bueno de Avelino Blasco, entonces cocinero de aquella casa pairal, cuando regresaban de cortas estancias en casa de sus padres, para que preparase festines gastronómicos. "Mucha gente", explica ahora Tito Vilanova, "cree que si te dedicas profesionalmente al fútbol te pierdes cosas de la vida, pero yo creo que es al revés. Cuando te dedicas al fútbol profesional, ganas más de lo que pierdes. En La Masia lo pasábamos de fábula, erámos felices, convivíamos gente cuyo único fin era divertirse con el fútbol, jugar, jugar y jugar y, la verdad, no añorábamos a la familia porque siempre teníamos posibilidad de verla".
    "Debieron de ser", explica Zubizarreta, "sobremesas maravillosas porque si algo une a esa gente es su pasión por el fútbol, por la charla futbolística». Zubi está convencido de que esa convivencia hizo que ganasen en confianza y en conocimiento personal. «Si a esa vivencia unes su pasión por el fútbol, su amor indescriptible por el Barça y el hecho de nacer, vivir, crecer con una guía no escrita de cómo se juega a fútbol en el Barça, entiendes que esa gente haya podido trasladar todo lo que mamaron juntos a las nuevas generaciones de futbolistas". Zubi recuerda que todo eso se aprende sin que exista una biblia culé, un libro de relatos. "No hay nada escrito sobre cómo ha de jugar el Barça, qué futbolistas ha de tener. Puede que el siguiente paso que deberíamos dar fuese crear el acta fundacional de esa red, de ese mapa futbolístico, de ese tejido que nos hace únicos. O, tal vez, si lo escribimos desaparezca el encanto". Mejor no hacerlo, mejor seguir así, que pase de boca en boca, de corazón a corazón.
    Cuando le cuentas estas cosas a Joaquim Hernández, el padre de Xavi, te mira fijamente a los ojos y, como si estuviese viendo jugar a sus tres hijos en la plaza del Progrés, en el barrio de Ca n'Aurell de Terrassa, te dice: "La llave de todo, en La Masia y en la vida, es la pedagogía. No tiene sentido enseñar a ganar, hay que enseñar a vivir, ¡a jugar!". "Mi hijo Adrià, cuando voy hacia la Ciutat Esportiva", cuenta Vilanova, ayudante de Guardiola, al oír la tesis de Quim, "siempre me dice lo mismo: 'Papá, tú no vas a trabajar, tú vas a jugar, tú vas a hacer lo que más te gusta en esta vida'. Y tiene razón".
    Pasarlo bien, qué gran idea, qué motor para crecer. "Los niños, cuando juegan a fútbol, han de pasarlo bien», explica Josep Maria Fusté. «No deben sufrir. En categorías de formación no es importante ganar, es más importante saber perder y entender que el rival puede ser mejor".
    Tres ámbitos
    Nadie en La Masia se considera entrenador. Se consideran profesores, pedagogos, psicólogos. "Nuestro reto", explica Carles Folguera, director de La Masia y exjugador de hockey sobre patines, "es hacer compatible la vida personal de estos jóvenes con el deporte. Estamos aquí para tutelar su formación. Sabemos cómo son, conocemos su entorno familiar y escolar, tratamos de encajarlos en un modelo rico en valores. Somos papás y mamás de estos chavales, y estamos muy orgullosos".
    Es evidente que el programa de esta residencia irrepetible pasa por contemplar el crecimiento de estos chicos desde tres ámbitos. Por un lado está el futbolístico, es decir, su físico, su técnica y la adquisición de unos conoci-mientos tácticos necesarios para jugar ese fútbol celestial. También debe mimarse el aspecto psicológico. No sirve cualquiera y ahí es donde la personalidad de cada uno juega un papel vital. Y también está el aspecto social, el entorno, la familia, los valores adquiridos.
    "La Masia te ayuda a madurar rápidamente, pues tienes que hacer nuevas relaciones", cuenta Iniesta. "Has de sobrevivir en un hábitat que no es el tuyo y eso te hace más fuerte ante situaciones complicadas", concluye Messi, que asegura que no se sintió feliz hasta que juntó a toda su familia alrededor suyo en su casa de Barcelona. "Esa fue la fuerza que me empujó a no renunciar a mis sueños. Quería que mi hermana viniese a estudiar a Barcelona, que mi madre dejara de trabajar en el bar y que mi padre dejase de ser albañil. Quería tenerlos a todos a mi alrededor".
    Carles Puyol asegura que, durante muchos años, se decía a sí mismo cada noche: "Si no alcanzas tu sueño que no sea por tu culpa". El gran capitán es de los convencidos de que hasta llegar a juveniles puede que con la técnica sea suficiente, incluso algunos hasta van sobrados con eso. Pero, amigo, el siguiente paso es más duro, necesitas disciplina y, sobre todo, buena predisposición, de lo contrario no harás carrera.

    El perfil para triunfar
    Por eso siempre da el mismo consejo a los chavales de La Masia, a los que también visita. «Les digo que disfruten, que se consideren unos privilegiados, que sepan que están en el lugar ideal, que no desperdicien la oportunidad que les ofrece el Barça, que no regateen ni un segundo de esfuerzo, que intenten aprender al máximo y que, cuando tengan la oportunidad, peleen con toda su alma. Y, sobre todo, que no crean que el mundo se acaba en el Barça. Hay muchos otros equipos y posibilidades de salir adelante siendo un buen futbolista en otro sitio».
    Y cómo ha de ser el inquilino de La Masia, cómo es el perfil que llevan los cazatalentos en su carpeta. "El jugador, el canterano, ha de ser inteligente, rápido, técnico y con carácter", explica Albert Benaiges, ahora nuevo director de la FCB Escola, que aglutina a niños entre 6 y 12 años. "Pero esos cuatro caracteres no son imprescindibles en términos globales, siempre y cuando se puedan compensar con otros atributos. Si no fuera así, Guardiola no hubiese llegado donde llegó como futbolista. Cuando llegó a La Masia, con 13 años, era lento y físicamente débil, pero su inteligencia era tan brutal que lo compensaba todo".
    No vale solo ese ejemplo. Benaiges tiene otros muchos. Por ejemplo, Puyol. "Él es el caso que demuestra que quererlo lo significa todo. Cuando llegó al club no destacaba en nada, no era brillante, pero su interés por triunfar y su invencible capacidad de trabajo le abrieron las puertas del éxito". Iniesta también lo tiene claro. "El trabajo, la disciplina y la constancia son imprescindibles. El esfuerzo siempre te recompensa. Es más, yo creo que llegan más muchachos al primer equipo por trabajo que por calidad".
    Cuentan que buscan niños inteligentes y con buena técnica. La clave, explican, sigue siendo la calidad y luego se incide en la fortaleza y la rapidez. Cuentan que en los inicios de toda esta filosofía había una pugna entre quienes defendían ¿como el maestro Oriol Tort¿que los chicos debían ser fuertes y quienes ¿liderados por Laureano Ruiz, otro gran profesor¿ no le hacían ascos a los pequeñitos, a los menos dotados físicamente pero de técnica impecable. Dicen que la polémica acabó cuando Tort viajó a Santander a ver a Iván de la Peña y Ruiz, con un punto de ironía, que no de revancha, le hizo la siguiente observación: "Ahora ya os gustan los bajitos ¿verdad?, el Flaco os ha hecho cambiar de idea".
    Asimilar el modelo
    "El proceso es bastante complejo", sigue contando Benaiges. "El balón es nuestro medio y, por tanto, necesitamos inculcar la solidaridad y la disciplina para que todos puedan juntarse alrededor del balón". Y es ahí donde, tal vez, surja aquella anécdota que relatan con Alfredo di Stéfano como protagonista cuando, en una de sus charlas como técnico, preguntó a sus jugadores cuántos eran antes de saltar al césped. "Once, mister, once", respondieron con perplejidad. ¿Y cuántos balones hay?, añadió la Saeta Rubia. "Uno, mister, uno". "Pues repártanselo", sentenció uno de los más grandes.
    Los porteros, dicen, los quieren altos, ágiles, con reflejos y, sobre todo, con capacidad de mando. Los defensas les gustan agresivos, con buen juego de cabeza y carácter. Además, es muy importante que sepan salir con el balón controlado desde atrás. Los centrocampistas precisan de inteligencia y buena técnica. "«Si hemos sacado tantos medios es por la manera de entrenarnos y de entender el juego", matiza Benaiges. "De los Milla, Amor y Guardiola a los Xavi, Iniesta y Busquets ha habido una evolución; antes eran especialistas y los de ahora son más ofensivos y completos". ¿Y los delanteros? Veloces, vivos, pillos, hábiles y, cómo no, con el don del gol.
    "Cada inicio de temporada", relata Albert Puig, veterano técnico de La Masia, coordinador ahora del fútbol formativo y autor de un libro de entrevistas, 'La fuerza de un sueño', sobre la fuente de este maná, "nos encontramos con nuevos jugadores que llegan al Barça acostumbrados a ser las estrellas de sus equipos. Están habituados a decidir el partido con una genialidad suya y abusan de acciones individuales. No son malos, no, son muy buenos, pero no son de nuestro estilo. Ganan, sí, pero no como quiere el Barça". Y, claro, a esos chicos les cuesta asimilar el modelo, la filosofía azulgrana. "Poco a poco aprenden el juego de posición y, en su segunda temporada, explotan su inmenso talento".
    Esas cuatro paredes tan antiguas, esa fuente de ciencia futbolística, tiene una filosofía especial. "La filosofía del Barça es perfecta porque es puro equilibrio", explica Xavi Hernández, el centro de todos los elogios. "Antes de dar el salto al fútbol profesional es prioritario formar y enseñar, pero sin perder la competitividad, y esto, jugando en el Bar-ça, lo tienes que tener muy claro. Yo pondría por delante la formación, inculcar conceptos de fútbol a los chavales, pero al mismo tiempo es vital enseñarles a ser competitivos, hay que salir a ganar". Xavi asegura que es bueno expresar la rabia cuando pierdes. "Aún recuerdo un día que rompí a llorar cuando, tras ganar 24 partidos con el alevín, el Granollers nos ganó. Si quieres jugar en el primer equipo has de soportar la presión de salir a ganar siempre".
    Explican quienes estaban en la gestación de esta idea que, al final o al inicio, todo fue una necesidad. Y uno de aquellos viejos maestros, el señorial Jaume Olivé, sigue explicando que todo empezó "porque no podíamos seguir teniendo a nuestros chicos en aquellas pensiones de encantadoras viudas que había en el Poble Sec, Pare Claret o Sants".
    La presión del dinero
    Eran, recuerda, una veintena de muchachos. El control era complicado porque uno se iba al cine, otro no dormía en casa, otro salía¿ "Y, encima, teníamos que lidiar con el problema de la alimentación, lo que en broma llamábamos pensión patata, porque la dieta giraba alrededor de estofados y patata, que no era, desde luego, lo más adecuado para los chavales". La Masia como tal, como residencia, recuerda Olivé, acabó convirtiéndose en el mejor motivo "para convencer a los padres de que nos cediesen la formación de sus hijos, porque tú no entregas a un niño de 12 años si no sabes en qué manos lo dejas".
    "Muchos padres", explica Luis Enrique, actual técnico del también espectacular filial azulgrana, "ven en sus hijos futbolistas su esperanza para hacerse ricos. Si los padres se convierten en los principales fans de sus hijos, perjudican gravemente la formación del niño. Cuando el fútbol se convierte en una obsesión para el chico por la presión de los padres", añade el asturiano, "el joven perderá la ilusión porque para él cada partido se convertirá en un examen". Laureano Ruiz, que acaba de publicar su cuarto libro sobre este tema ('Mi modelo de juego', se titula), ve un peligro mayor a la obsesiva tutela de familias y padres: la vida moderna, los ordenadores, los móviles, las consolas, los videojuegos.
    "Ahora los niños desayunan sentados", explica Ruiz, uno de los padres de La Masia como filosofía. "Van al cole en coche o en moto, se sientan en las sillas de las clases y, en el recreo, juegan sentados. En mi época, éramos lagartijas, no parábamos, un par de zapatos nos duraban días, pateábamos todo lo que encontrábamos por las aceras. Antes, un niño podía pasar 10 horas en la calle goleando a los huecos de los árboles; ahora se las pasa colgado del videojuego". De ahí que Laureano, como le conoce todo el mundo del fútbol, crea que el futuro está en África, "donde sobra espacio y tiempo para correr y hay millones de niños pegados a una pelota".
    Alguien debería hacerles una masía. No hace falta que sea de 1702.

    Galardón para una Masia de oro

     
    Editorial-El periódico de Cataluña-9 de enero del 2011
     
     
    Mañana será un día especialmente emotivo e importante para el FC Barcelona, para toda la afición azulgrana. El premio más importante del mundo del fútbol se otorgará a un jugador del club y, además, formado en la cantera. Este año coinciden el galardón que concede la FIFA (el World Player) y el Balón de Oro instituido por France Football hace décadas, en una única mención que irá destinada al futbolista más destacado de la temporada. Nunca se ha conseguido un éxito similar. El mítico AC Milan de los años 80, dirigido por Arrigo Sacchi, llegó a tener también tres candidatos al Balón de Oro, pero eran holandeses. No procedían de la fábrica de Milanello, como ocurre este año con Messi, Xavi e Iniesta, estrellas los tres gracias al trabajo ingente que se inició en la Masia hace más de 30 años.
    Este premio, por antonomasia individual, en realidad irá a engrosar el cúmulo de reconocimientos de un colectivo, el del fútbol base azulgrana. Un proyecto iniciado el 20 octubre de 1979, bajo el mandato de Josep Lluís Núñez, y que ha contado con la sabiduría de personas como Oriol Tort, Joan Martínez Vilaseca, Laureano Ruiz o Carles Rexach, por citar algunos de los técnicos que entregaron lo mejor de su trabajo para que el
    Barça fuera, en el campo y fuera de él, en el terreno profesional y en el de la formación, un referente único, algo más que un club. La combinación de esa vocación docente y la aparición de personajes como Rinus Michels (referente teórico), Johan Cruyff (decisivo en la valoración de la cantera), Van Gaal (que apostó por futbolistas como Xavi), Rijkaard (que siguió creyendo en la cantera) o Guardiola (que dio un golpe de timón a la crítica situación que se vivió en el 2007) ha conseguido la creación de un mito que se consolidará mañana como la mejor cantera del mundo.
    Gane quien gane, ganarán el Barça y la Masia, una manera de entender el fútbol que rima con el romanticismo, con el deseo de ser mejores en el césped y fuera de él, con la voluntad de crear un estilo, una marca de fábrica, una señal de distinción. Mañana, el Barça ganará algo más que una Champions. Como proclama el espot creado por el club, será un triunfo de todos: conseguirá un trono en el reino de la historia.
     

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    El oro de La Masía

    Cuando llegó a La Masía, el niño Iniesta «se tiró tres meses llorando»; hoy 60 chavales comparten su ilusión