domingo, 11 de abril de 2010



Messina ya tiene su bestia negra

ROBERT ÁLVAREZ - Barcelona -EL PAÍS- 10/04/2010

El Barça vuelve a abusar de un Madrid sobrepasado de nuevo en el clásico.

El Real Madrid comprobó con dolor que no hay clásico de pega que valga. Aunque su trascendencia fuera ciertamente menor en una Liga regular que tenía ya prácticamente en el bolsillo el Regal Barcelona, el equipo de Ettore Messina le vio las orejas al lobo. Estuvo a punto de sufrir mucho más que una derrota: una humillación en toda la regla, aunque finalmente logró recomponer una estampa al menos digna.

Barcelona 78 - Real Madrid73
Regal Barcelona (20+22+22+14): Rubio (2), Navarro (20), Mickeal (11),
Morris (6), Lorbek (15) -cinco inicial- Vázquez (5), Sada (2), Basile (5),
Grimau (-), N''Dong (7), Lakovic (5) y Trias (-).
Real Madrid (19+6+20+28):
Prigioni (9), Llull (19), Hansen (7), Garbajosa (7), Tomic (12) -cinco inicial-
Jaric (2), Bullock (4), Velickovic (5), Reyes (4), Vidal (-), Lavrinovic (4).
Árbitros: José Antonio Martín Bertrán, Antonio Conde y Sánchez Moserrat.
Sin eliminados.
Incidencias: Partido de la vigésimo novena jornada de la Liga
ACB disputado en el Palau Blaugrana, ante 7.458
espectadores.

Eso, sí, perdió otra vez y la cosa empieza a parecer ya un disco rayado, dada la repetida y por momentos manifiesta superioridad del Barcelona. Esta vez ganó por cinco puntos el equipo de Xavi Pascual, 78-73, pero había dejado el partido casi visto para sentencia ya en el descanso, 42-25, ante un Madrid en varias fases abrumado, al borde del ridículo.
El Madrid se salvó de un auténtico Waterloo, el que iba camino de consumarse cuando perdía por 24 puntos (52-28) o cuando se asomaba al último cuarto con un demoledor 64-45, gracias a su meritorio último cuarto. Ganó ese parcial por 14-28, ante un Barcelona ciertamente relajado y actuando a beneficio de inventario.
El Madrid intentó atascar al Barça desde la defensa. Lo consiguió en el primer cuarto, pero a la que Navarro abrió la veda con tres triples consecutivos y el Barça hizo evidente su superioridad en el rebote, especialmente en el ofensivo, el Madrid empezó a perder la confianza, los nervios y el juego. El Barça acabó atrapando 17 rebotes en ataque y, en total, once más que el Madrid. Eso le dio un enorme colchón.
Punzado por la brillantez y agresividad defensiva con la que el Barça le devolvió con creces la moneda, el Madrid estuvo por momentos al borde del ataque de nervios. Tomic no fue el arma letal con la que ganó el Madrid en el Palau en la Euroliga, Larvrinovic estuvo fuera de foco, como Vidal, y Garbajosa, Bullock y Reyes no acaban de adquirir el peso que se les supone en el juego colectivo.
El desgobierno en el Madrid derivó en una sequía de las que marcan época: se pasó el segundo cuarto sin anotar una canasta, sólo seis tiros libres para un parcial de 22-6. Cuando Llull encestó pasado el minuto 22, habían transcurrido ya doce minutos y medio desde la anterior canasta de un equipo que ni elaboró ni encontró algún emparejamiento en que pudiera desbordar o romper la defensa del Barça. Y entremedias, Jaric perdió la cabeza y se ganó una técnica con un desplante al árbitro que el Madrid pagó marchándose al descanso con muy mala pinta, la de un equipo no ya sólo sin recursos sino casi sin espíritu competitivo, derrotado.
El Barça hizo valer la solidez y solidaridad de su defensa y agotó un par de veces las posesiones ofensivas del Madrid. Ni Llull ni Bullock pudieron con Navarro; ni Tomic, ni Garbajosa, con Lorbek, y el Barça se permitió el lujo de jugar al pim pam pum pese a los reiterados errores de Ricky Rubio, que falló cuatro triples, o de Grimau, que falló otros tres, o de Lakovic, que sólo anotó uno de los cuatro que lanzó. No importó. El Barça abrió un boquete tremendo y sólo el ímpetu de Llull, secundado por la laboriosidad de Tomic, Velickovic y Prigioni, le sirvieron al Madrid para maquillar el resultado.
Messina no tiene definitivamente suerte en el Madrid. Se ha encontrado probablemente con la mejor versión en la historia del Barça y, encima, el calendario le ha acabado de jugar una mala pasada programando hasta ocho veces el clásico, nueve si se tiene en cuenta un amistoso de pretemporada. Y los que quedan... si es que ambos vuelven a vérselas en los playoffs por el título de la ACB. De los disputados desde aquél amistoso en septiembre, ocho los ha perdido el Madrid. El último, si cabe, todavía abrió más la herida.




El Barça no tiene fin




JOSÉ SÁMANO - Madrid - EL PAÍS-10/04/2010



Los azulgrana, liderados por la creatividad de Guardiola, imponen su ideario futbolístico ante un Real Madrid superado






Es la era del Barça, que se supera ante cada reto. Lo demostró de nuevo en Chamartín, donde, con su ideario futbolístico, superó a un Real Madrid impotente (0-2). El equipo de Guardiola recuperó el liderato tras imponer su fascinante estilo colectivo. No necesitó de una versión celestial de Messi, autor del gol que precedió al de Pedro, un chico de la factoría culé. Sometido Cristiano, el Madrid no tuvo discurso ante los violines azulgrana.




Real Madrid 0 - Barcelona 2
Real
Madrid: Iker Casillas; Sergio Ramos, Raúl Albiol, Garay, Arbeloa; Gago, Xabi
Alonso, Marcelo (Guti, m.57); Van der Vaart (Raúl, m.69); Cristiano Ronaldo e
Higuaín (Benzema, 79).
Barcelona: Víctor Valdés; Puyol, Pique, Milito
(Márquez, m.79), Maxwell (Iniesta, m.63); Keita, Busquets, Xavi; Dani Álves,
Pedro y Messi.
Goles: 0-1, m.32: Messi. 0-2, m.56: Pedro.
Árbitro:
Mejuto González (colegio asturiano). Amonestó a Xabi Alonso (13), Raúl Albiol
(30), Sergio Ramos (61) y Garay (83) por el Real Madrid, y a Messi (19), Xavi
(30), Dani Álves (39), Maxwell (51) por el Barcelona.
Incidencias: encuentro
correspondiente a la 31ª jornada de Primera División disputado en el estadio
Santiago Bernabéu, lleno
(79.500 espectadores). Se guardó un minuto de
silencio por los fallecidos en el accidente aéreo en Smolensko (Rusia), entre
los que se encontraba el presidente de Polonia, Lech Kaczynski, y el del Comité
Olímpico Polaco, Piotr Nurowski.




No es Guardiola un técnico inmovilista, ni mucho menos. Su intervencionismo es relevante. El Barça no es sólo un equipo , es una idea de fútbol, y a partir de un guión irrenunciable, su técnico, un devoto del estilo azulgrana, responde con imaginación ante cada problema. Lo mismo echa el ancla en La Masía cuando nadie lo espera como maquilla con Alves de extremo la baja de Ibrahimovic, el absentismo de Henry y la palidez de Iniesta. Así es Guardiola, un revolucionario capaz de mantener el molde con un trueque de piezas. Con Alves en la orilla derecha del ataque, el Barça pretendía evitar que Cristiano se sintiera liberado a espaldas de un lateral tan ofensivo como el brasileño. De paso, Marcelo tenía un tapón inesperado. Pronto, Cristiano, prisionero de Puyol, prefirió citarse con Maxwell en el otro costado. De Higuaín no hubo noticias. Él no juega, lo suyo es el gol. Sin él resulta fantasmal.
El inesperado brochazo de Guardiola alteró el sistema inicial del encuentro, como si todos se sintieran extraviados en un escenario no previsto. El partido adquirió así un aire un tanto marcial, sin las descargas esperadas ante Casillas y Valdés. El Madrid intentó estrangular a los azulgrana en el origen del juego, allá en su defensa. Al Barça le costaba más de lo habitual masajear la pelota, anidar el juego como le gusta, con la posesión como bandera. Si el equipo catalán no encontraba las vías hacia Casillas, el Madrid no tenía pistas de Cristiano e Higuaín. El partido cayó en la nadería, afeitado por el tacticismo. Hasta que Xavi se hizo un hueco entre las trincheras y se prendió Messi. El Barça se hizo con el gobierno y el Madrid poco a poco quedó sometido. Frente al toque azulgrana, Xabi Alonso bastante tenía con tirar de escoba, lo que cortaba el hilo con los dos atacantes, que no siempre aciertan cuando van por libre.
En plena crecida visitante, Messi retrató a unos cuantos zagueros madridistas, enzarzados en una discusión con el mundo mientras el argentino activó el juego con pillería en una falta a favor. Messi conectó con Xavi, una sociedad angelical, y La Pulga, vencido Albiol, superó a Casillas con un remate con la pierna derecha. Messi los mete con todo. El gol fue una sacudida mortal para el Madrid, vencido en el juego y en el marcador, sin otra esperanza que la pegada de sus dos arietes, ayer descolgados ante dos colosos como Piqué y Puyol, que no dan concesiones.
Ganado el primer acto, Guardiola intervino de nuevo. En el descanso ordenó a Alves el retorno a sus orígenes y Puyol cambió al lateral izquierdo. Un riesgo extremo, al medir a Alves, sancionado con tarjeta amarilla, a Cristiano. Pero Guardiola siempre fue un intrépido, como jugador y como técnico. Con el nuevo formato el Barça acentuó el rondo, y ya se sabe que la pelota es su sustento. Al compás de Xavi, el equipo mejoró la sinfonía inicial, con el Madrid sin rumbo, a merced del ritmo azulgrana. Hasta que Xavi, cómo no, encendió de nuevo la luz. Esta vez adivinó el sprint que le proponía Pedro, que no se arruga. El canario enfiló hacia Casillas y le superó con un toque sutil, muy meritorio, con la pierna izquierda. El partido era del Barça, que a partir del segundo tanto decidió interpretar de otra forma el juego. Evitó las tensiones y decidió contemporizar, controlar el envite como más le convenía, con ese aire sereno que le distingue, con mucha concentración y la amenaza permanente de Messi, el gran desvelo del fútbol mundial, se mida a quien se mida.
Al Madrid sólo le quedaba apelar a algún arrebato. No era la noche de Cristiano, muy abstracto. Pese a un cierto impulso, el Madrid daba la sensación de reconocerse inferior. Máxime cuando Víctor Valdés frustró un gol a Van der Vaart, asistido por la chistera de Guti. Así es Valdés, que deja para los tiempos al menos una gran parada por jornada. Lo mismo sucedió con Casillas, que acertó en dos retos finales con Messi, lo que engrandece al meta madridista. Al son del Barça, con el público camino de los vomitorios antes del tiempo, el partido sólo hizo constatar que es la era del Barça. Por ahora, su ideario futbolístico está por encima del plan mercantil del Madrid, por más que esta temporada haya competido de forma soberbia con uno de los mejores equipos de la historia. Pero en este Madrid, por ahora, no hay un patrón futbolístico, sino un filón mediático. A la cabeza de la diana se sitúa a Pellegrini; a su alrededor hay silencio. No se valora la pujanza de un equipo que ha demostrado que en el fútbol no basta con disparar la banca. Con todo, todavía puede pelear hasta el último instante, aunque este Barça no parezca tener fin.


Rodolfo Benito y Leo Messi.

Del blog de J.Luis López Bulla (metiendo bulla).

http://www.lopezbulla.blogspot.com